Pablo Orleans -23/06/2014- Con grandes palabras y hablando de nuevos tiempos, nuevas ideas e igualdad. Así se presentó el nuevo Rey de España, Felipe VI, ante todos los españoles en su discurso en las Cortes. Un nuevo rey para una época de cambios, de necesidad regeneradora, de dar paso a ideas novedosas y adaptadas a los tiempos actuales. Se presentaba ante todos como el gran elegido (por Dios?) para representar a los españoles en todo el mundo. Como figura ejemplar y ejemplo de lo que España es fuera de nuestras fronteras. Ejemplo de desigualdad de oportunidades, ejemplo de derroche, de feudalismo, de ostentosidades y corrupción. Un español cualquiera. Ése que te puedes encontrar comprando el periódico, tomando un café o en la oficina del paro.
Imagen | Bbc.co.uk |
A vuestro querido Rey Felipe VI, se le llenaba la boca hablando de los momentos difíciles por los que pasamos los españoles y el esfuerzo que hemos tenido que hacer para intentar sobrevivir. Vuestro querido rey, que vivirá y reinará por los siglos de los siglos a nuestra costa, gracias a todos nuestros esfuerzos. Vuestro querido rey, que hablaba de igualdad cuando él es el primero que la olvida para ser Jefe de Estado. Vuestro querido rey que reina simplemente por haber nacido, por haber sido el hijo del sucesor elegido por Franco. Vuestro querido rey, que hablaba de democracia cuando su posición en el trono es antidemócrata. Vuestro querido rey que, por miedo, por despotismo o por simple hipocresía, no permite que el pueblo sea el que hable, el que decida.
Que no me venga dando lecciones de democracia un personaje que no fomenta la democracia. Que no me hable de igualdad un hombre que no da ejemplo de igualdad. Que no me venga con nuevos tiempos desde una institución anclada en el pasado más trasnochado. Si los hubiese tenido bien puestos, fuese demócrata, progresista en ideales y fomentase la igualdad, ése señor, vuestro querido rey, habría puesto las cartas sobre la mesa para que sea el pueblo el que decida. Si los hubiese tenido bien puestos, tendía que haber dicho, como buen demócrata y con ideas nuevas que trae, que fuese el pueblo español el que eligiese su destino. Si debemos seguir con la vetusta monarquía o empezar nuevos tiempos de cambio alejados del medievo. Si los tuviese bien puestos, habría puesto su cargo en manos de los españoles. Sólo así podría haber dado una lección de democracia y de una nueva monarquía. Quizá, sólo así, sería el rey de los españoles. Porque no lo es.