Qué dos minutos!

Pablo Orleans -08/06/2010- Tras haber asimilado ya mi esperado encuentro con él, puedo escribir desde la distancia, pero con un recuerdo imborrable en mi cabeza, todo lo que una persona puede llegar a vivir en tan sólo dos minutos. Minutos de nerviosismo, de espera, de entusiasmo, de manos sudadas, de calor zaragozano, de charlas con salmoneros afincados en la acera de una FNAC que podía haber estado más abarrotada pero que no lo estuvo (o eso creo) puede que por las declaraciones protaurinas -que no comparto- del astro en BFN, minutos de canciones prohibidas, de resaca, de gente pasar, de sueños realizados. Dos horas para dos minutos en los que Andrelo no estuvo demasiado entusiasmado, todo hay que decirlo, pero que hizo que tras haber podido hablar con él dos frases sueltas dentro del jaleo de la sala, de haber podido hacerme algunas fotos, y de haber podido compartir junto a él esos dos minutos que se pasaron bastante rápidos, salí de la sala con su firma, con la cámara y nuestras fotos y comprobé lo contento que estaba, cuán quinceañera odiosa cuando ve a Casillas cerca, cuando puede tocar a Cristiano o besar a Beckham. Fue entonces cuando me dí cuenta que esos dos minutos habían merecido la pena. Darle la mano a Calamaro, hablar con él veinte segundos y llevarme para el recuerdo unas fotos y un disco firmado son premio suficiente para un fan incondicional de El Salmón. Dos minutos que, aunque suene raro, no olvidaré nunca. Un lujo el poder haber estado allí, haber sentido Insoportablemente cruel sonando al fondo con su autor al lado.