Pablo Orleans - 13/10/2010 - Sé que siempre son los mismos intolerantes. Sé que son las mismas personas, cabezas cuadradas, trogloditas del pasado, arcaicos de ideologías sin fundamento de tiempos lejanos, o no tanto, y que sólo buscan el poder de los suyos a costa de lo que sea...y de quien sea. No, ahora no me refiero a algunos -o a todos, según se mire- los políticos. Me refiero a los energúmenos esos que, sobrepasando el derecho que tienen a quejarse, intentaron ridiculizar al Presidente Zapatero en el desfile de las Fuerzas Armadas de ayer, día 12 de octubre, de la Hipanidad y día de homenaje a los caídos en guerras estúpidas en las que nos metieron -otros- sin querer (y de las que todavía no nos han sacado...). Pero se autoridiculizaron. Queriendo quedar bien con unas siglas, con una ideología vanal que al final no lleva a nada, llevados por el frenesí de las banderas rojigualdas -que muchos consideran sólo suyas-, movidos por un efecto 'ola' que va arrastrando como avalancha invernal a las gentes de alrededor, esas personas no se dieron cuenta de que lo único que hacían era el ridículo. Si ese político no te gusta, no le votes en las urnas, pero no empieces a gritar ''Zapatero dimisión" en el momento en el que aquellos caídos en la guerra por tú país, por la guerra a la que nos llevó tú Presidente (y de las que aún no hemos salido) están siendo homenajeados.
No seas cazurro/a y dejes que la emoción del momento te invada, te anime y te haga quedar mal delante de toda España.
Y no me tildes de Zapaterista o de socialista, querido lector. No creas que defiendo a ZP y ataco al señor Rajoy. Los ataco y los defiendo cuando lo considero y cuando veo que no lo están haciendo bien. Ahora, mi valoración hacia cada uno de los dos es de suspenso. Aún así, no creo que la alternativa real al Gobierno sea mejor de lo que hay. Sinceramente, existen otras opciones minoritarias que, si les damos credibilidad y votos, serán alternativas reales y derrocarán al bipartidismo español, esa enfermedad que asola a este país y que hace que dos partidos considerados rivales de izquierdas y derechas parezcan el mismo ente con distinta piel y un color diferente. No importa si lo que se vota sea de un lado o de otro. No importa el color. Lo único que importa es que no nos tomen por el pito del sereno y que vean que los que mandamos somos nosotros. Haz boicot a los 'grandes' y deja a los pequeños que vayan creciendo. Sólo así en España habrá una mejor política.
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