Pablo Orleans -17/04/2012- Los últimos hechos acaecidos en la pomposa familia Real española han conseguido poner en tela de juicio, no sólo sus propios valores, sino la necesidad de su existencia en nuestro país. Corrupción, hipocresía e inmoralidad acechan la estabilidad de una corona en la que cada día menos gente cree y que pone en duda a un ente tradicional pero tristemente actualizado en algunos temas de penosa reputación. Urdangarín aparte, la lujosa cacería de Juancar en Botswana, además de mostrarnos uno de los sádicos hobbies del Jefe de Estado español, nos muestra el nulo conocimiento, por su parte, de la situación que vive el país -o su inconcebible desinterés y solidaridad-.
¿Hipocresía? Debe ser un animal exótico...
Cerca de 40.000 euros por matar a un elefante a sangre fría. Cerca de 40.000 euros que habría pagado Su Majestad en un momento de austeridad económica, de personas en la calle, millones en el paro y más del 21% de los españoles viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Lamentablemente, la irracionalidad y el disparate vienen de nuestra monarquía. Sin los españoles no habría rey y es su deber dar ejemplo de humildad desde su Palacio plagado de obras de arte, relojes bicentenarios bañados en oro o fregonas de plata de ley, por decir algo. No nos engañemos. Esta vez nos hemos enterado, pero en estos largos años han sido muchos los viajes que hemos desconocido, las baratijas que han gastado o los barquitos que han adquirido en Mallorca, todo esto con nuestro dinero, no lo olvidemos. Y no pido transparencia.
Quizá, tío Juancar, es el momento de que los españoles empecemos a plantearnos cosas. De preguntarnos el papel de tu familia en el país. Algunos te piden abdicar y que sea mi primo el que ocupe tu lugar. Yo me refiero a otra cosa. Dejarnos de concesiones y destinar nuestro dinero a nosotros, los españoles. Es muy fácil pedirnos compromiso y trabajo desde un sillón ajeno a la realidad social y económica, alejado de la soga monetaria y la presión bancaria. Es el momento de hacer de España un país de los españoles, de todos y cada uno de nosotros y no de unos pocos privilegiados. Puede que sea el momento de plantarnos ante la monarquía y gritar por la igualdad empezando por la República. Probablemente sólo así, España recupere la dignidad que nos están arrebatando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario