Pablo Orleans -08/11/2010- Impresionante documento gráfico. Domingo 7 de noviembre de 2010. Cinco menos veinte de la tarde. Últimos asientos de la línea 40 de autobús, línea que cubre el trayecto San José-Vía Hispanidad de la capital del Ebro. Me acomodo en la última pareja de sillas del bus urbano tuzsa. Delante de mí, ya acomodados desde hace algún tiempo, tres personas que, ciertamente, llamaban la atención. Al parecer, una madre, una adolescente (que debía ser su hija) y su novio se encaminaban a algún lugar de la capital aragonesa ese domingo nubloso minutos antes de que el equipo de fútbol de la ciudad, el Real Zaragoza, ganase su primer partido de liga.
La madre, cuando me acercaba por el pasillo, reñía a la hija porque volvía a poner, por enésima vez, esa canción en el móvil. La melodía sonaba por todo el autobús a un volumen excesivo y, al tiempo, la tía, cantaba, bueno berreaba, la letra de esa interesante canción, mezcla entre reggaeton y flamenco. Un verdadero documento gráfico de El Canelita, uno de los nuevos niños prodigio del flamenco nacional, eso sí, single reconvertido en una mezcla de la tradición andaluza con el emergente género latino que denosta a la mujer en muchas de sus canciones. He aquí el trabajo:
A lo que iba. La madre, típica precoz cuando era más jovencita, vestía pantalones de chándal, anorak de charol azul y su recogido con gometa le daba el toque especial. La hija, con los típicos pantalones de adidas de deporte con las rayas de color, una chaqueta negra a topos blancos más arreglada, los ojos más pintados de negro que los de Marilyn Manson y un peinado digno de la mejor peluquería. Vamos, un auténtico cuadro poligonero. Y él...ay él...Típico peladín de barrio con media cabeza rapada (desde las patillas hasta la frente) y la otra media, es decir, la parte superior de la cabellera, con el pelo engominado y chafado para delante. Además, los mismos pantalones de adidas, las zapatillas blancas de 'maki' y, ojo al dato, el sello de plata en el anular. Vaya trío. Vaya estampa más representativa del movimiento poligonero en España. Vaya generación. Ya no sé si iban a San José, venían de Hispanidad o simplemente estaban dando un paseo por el centro, pero el caso es que dieron el cantazo en ese bus urbano semidesértico de domingo en el que la música de El Canelita ocupó todo el espacio físico durante varios minutos. Me impactó, lo juro. Increíble documento gráfico.
Curiosisdades | Web de El Canelita
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