Pablo Orleans -21/11/2011- Como cabía esperar. La izquierda castigó y la derecha cumplió. Los españoles hablaron ayer en las urnas y decidieron que el candidato por el Partido Popular, Mariano Rajoy, sea el nuevo Presidente del Gobierno por mayoría absoluta. Ganó el PP y, al parecer, ganará España. Bajará el paro, se privatizará la sanidad pública y la educación, se recortarán ventajas sociales como el matrimonio homosexual o el aborto y, si nos descuidamos, España pasará a ser un Estado católico, apostólico y romano.
Ganó, de nuevo, el bipartidismo. La derecha, centrada en una sola figura, en unas únicas siglas, votó, vota y votará al partido de las gaviotas esté quien esté al frente, digan lo que digan, hagan lo que hagan, recorten en lo que recorten. Ni UPyD ni la desastrosa figura de Rajoy como el líder de los españoles bajó el voto popular. Por su parte, la mayoría progresista de nuestro país, sigue fiel a las rosas sin espinas. A pesar del correctivo recibido, el partido que lidera Rubalcaba sigue siendo uno de los grandes y su líder recibe el mayor batacazo de la historia del partido. Algo que ha permitido que el Congreso esté un poco más fragmentado, aunque no lo suficiente.
Los votos de castigo al PSOE se han repartido bastante. CiU, IU, UPyD o AMAIUR han visto crecer su número de representantes y, excepto el partido de Rosa Díez, formarán grupo parlamentario propio. La derecha catalana se convierte en la tercera fuerza política española con 16 escaños y mejora sus últimos resultados en 2008. AMAIUR, la coalición de la izquierda abertzale, consigue unos grandes resultados con tan sólo 300.000 votos. Y es que, la Ley D'Hondt es la hostia.
Además de favorecer el cansado bipartidismo, dicho sistema electoral es injusto con algunos partidos y demasiado favorable a otros. Mientras que IU ha conseguido más de un millón seiscientos mil votos y sólo ha obtenido 11 escaños, los casos de los partidos regio-nacionalistas como CiU o AMAIUR dejan mucho que desear. Los catalanes, con poco más de un millón de votantes, se llevan 16 representantes (cinco más que IU). Por su parte, la coalición abertzale consigue 7 escaños con el tercio de millón antes mencionado. UPyD enésima víctima del sistema, a pesar de ser la cuarta fuerza política en número de escaños, se quedará sin grupo parlamentario propio y contará con cinco escaños en el Congreso, mientras que EQUO, a pesar de entrar con Compromís, no pudo conseguir representación propia en Madrid con un respaldo de 215.000 votantes, algo que sí hicieron BNG (183.279, 2 escaños), CC-NC-PNC (143.550, 2 escaños), FAC (99.173, 1 escaño) o GBAI (42.411, 1 escaño).
Así terminaron las elecciones del 20-N, día en el que no se habló mucho del aniversario de muerte de Franco, ni falta que hizo.
Imágenes | El País
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