Pablo Orleans -29/09/2012- Leyendo única y exclusivamente el título de esta entrada, el lector podría entender que el autor no tiene ni un ápice de respeto por los acontecimientos acaecidos en las últimas horas en el litoral mediterráneo. No es así. Lamentando profundamente los muertos y heridos que ha causado este temporal que azota la costa levantina, el título de este post quiere ir encaminado hacia otros derroteros.
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Imagen | El País |
De sobras es conocido por la mayor parte de la gente que estamos en otoño. Aquellos que dudabais de la estación en la que estamos, sí, ya es otoño ("en el Corte..."). Y otoño, además de dejarnos unos bellos paisajes con tonos verdes, marrones, naranjas y amarillos; además de bajarnos las temperaturas, de devolvernos al cole y de obligarnos a pensar en poner el 'nórdico' en su funda, también nos trae la lluvia. Abundante lluvia que frena las sequías y engrisece las calles. Las de municipios levantinos, además, las convierte en pequeñas Venecias.
Pero, ¿qué pasa? Que a estas alturas ya tendríamos que estar escarmentados. Año tras año, otoño tras otoño, la 'gota fría' golpea las costas mediterráneas inundando poblaciones, casas, garajes... todo. Causa numerosos daños materiales y personales y lo deja todo lleno de lodo. Colosal, exagerada cantidad de agua de lluvia en pocos minutos que asola municipios enteros y que, tras barrer con todo lo que puede a su paso, vuelve de nuevo al mar sin que nadie se lo impida.
Algunos ayuntamientos se ponen manos a la obra para prevenir inundaciones masivas. Limpieza de acequias y alcantarillados, además de fortificar el sistema de dispositivos anti-inundaciones, son algunos de los planes llevados a cabo para que esto no se produzca y, aunque están muy bien pensados para ese objetivo, quizá en esta zona de España deberían mirar también el asunto de almacenamiento de agua de lluvia que, en la mayoría de casos, se pierde en el Mare Nostrum.
Aunque luego piden el agua del Iberus Flumen. Pues no, señores, no. Quizá tengan que ser ustedes los que intenten retener los millones de litros de agua que les trae la 'gota fría' cada año en lugares muy concretos. Quizá deban intentar canalizar esas ingentes cantidades de agua que dejan tambaleándose ciudades enteras y llevarlas a balsas como aprovisionamiento o directamente hasta esos Resorts con voluptuosos campos de golf para que los millonarios de turno se entretengan. El agua es un tesoro. Quizá, por ello, deberíamos tratar de almacenarla con criterio y no con pantanos incongruentes que debilitan zonas y matan pueblos. Todos queremos vida en nuestra tierra. Y, en esto, Aragón no es diferente al resto.