¿Coalición peligrosa?

Pablo Orleans - 27/05/2014 - Cuando no eres nadie, pocas son las personas que te quieren. Eso sí, las que te quieren, te suelen querer sinceramente y te valoran mucho. Cuando nadie se ha fijado en ti, la gloria pasa por tu lado y la varita mágica de la notoriedad ni siquiera te roza, los demás tampoco se fijan en ti demasiado. Pero "¡Ay amigo!"... Cuando el éxito te acompaña, eres el centro de atención de todo hijo de vecino, cuando tus proyectos empiezan a dar sus frutos y estás en la cresta de la ola del salón de la fama, todos quieren estar a tu lado y acompañarte en tu caminar. Todos, hasta el más alejado, quieren tenerte cerca y que, si no puedes contagiarles tu dicha, por lo menos poder aprovecharse de tu suerte. Ya saben, "quien a buen árbol se arrima..." Así, parece haber nacido un árbol. Y no un árbol cualquiera, sino un gran árbol, lustroso y con una copa rebosante de verdes y grandes hojas. 

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La resaca de las elecciones europeas nos ha dejado infinidad de titulares. La fuerte aparición de Podemos, la victoria pírrica del PP, la catástrofe socialista y sus consecuencias, el toque de atención a IU, los ataques a Pablo Iglesias y su partido, el miedo de la "casta" ante el nuevo líder, etc., etc., etc. Una aparición, la de Podemos, que sorprendió a muchos y alegró a otros. Personas que han visto en la recién parida formación a los verdaderos representantes del pueblo. Iglesias y su partido han crecido tanto en tan poco tiempo, que ahora les llueven las novias.

Si tras el recuento de votos del pasado domingo la euforia se trasladaba al madrileño barrio de Lavapiés, en Génova o Ferraz había poco ánimo de bromas y el balcón de los populares se quedó huérfano de afiliados y simpatizantes de la derecha. IU, que sumó cuatro eurodiputados a los dos que obtuvo en 2009, celebraba el aumento pero sabían que la aparición de Podemos les había quitado votos y protagonismo. Así, nada más conocer los resultados de las elecciones, el candidato a las europeas por IU, Willy Meyer, invitaba a la nueva formación a presentar un proyecto conjunto de izquierdas. Concurrir juntos en las próximas elecciones generales para ganar los votos de la población de izquierdas y de los millones de desencantados con el actual modo de hacer política. 

Una unión que puede tener dos vertientes, a pesar de que Iglesias ha dejado claras sus condiciones: "Prioridad de la unidad popular". La primera vertiente es que, como bien dice Pablo Iglesias, sus ideas fundamentales deben ser respetadas. Si por algo ha ganado Podemos tanto protagonismo en las urnas, es básicamente por un lenguaje claro, cercanía con los ciudadanos, protagonismo de los españoles en la vida política y, a fin de cuentas, una filosofía que abarca a millones de trabajadores en paro, a millones de estudiantes sin un futuro claro, sin opciones económicas de estudiar, a millones de mujeres que quieren tomar las decisiones de su propio cuerpo y a millones de ancianos que desean ver a sus hijos trabajar, a sus nietos estudiar y a las mujeres decidir libremente. La segunda vertiente, en cambio, sería la de Podemos como un partido más de Izquierda Unida. Podemos bajo las directrices de un partido que ha perdido mucha fuerza -a pesar de su incremento en las europeas- y que ahora vería en la nueva formación un número de votos para colgarse la medalla gobernante. Podemos debe seguir incólume y libre de sospechas. Una formación que lo que ha ganado no lo puede perder con peligrosas uniones que lo esfumen del mapa político. Antes de nada, Izquierda Unida debe hacer una limpia y un lavado de imagen. De lo contrario, el suicidio de la izquierda sería irreversible. Sólo si Pablo Iglesias y su gente permanece fiel a sus principios, esta coalición tendría sentido.  

    

Lo del Partido Popular es para descojonarse

Pablo Orleans - 26/05/2014 - Lo del Partido Popular es para descojonarse. Tras haber perdido más de dos millones y medio de votos y deteriorarse con ocho eurodiputados menos en la eurocámara, los trasnochados gerentes (excepto Esperanza Aguirre, todo hay que decirlo) de un partido envejecido y con ideología y moral antediluvianas, siguen haciendo lo que llevan haciendo desde que llegaron al Gobierno de nuestro país: Mirar para otro lado. Desvían la mirada ante la evidencia de un país que ha hablado en unas urnas y que ha dicho basta. Desvían la atención maquillándola con una auténtica victoria pírrica en la que la causa de tal desastre electoral es simple y llanamente que sus votantes les han castigado sin acudir a las urnas. Pero estoy seguro de que mientras muchos votantes, de todos los partidos, se quedaron en casa y decidieron no votar, muchos otros votantes de su mismo partido han decidido votar a otros.

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Porque la gente no es tonta. Porque no nos creemos nada de lo que nos dicen. Porque preferimos cambiar de aires, de que gente nueva lo intente. Gente preparada, gente de la calle, gente que no está corrompida y gente libre de chanchullos económicos. Y Podemos ha devuelto la ilusión a la gente. La savia nueva de personas que hablan claro y que son como nosotros, lejos de los ostentosos trajes y de grandilocuentes palabras. Con un lenguaje que el pueblo entiende y que lo asimila como tal. Una formación que ha canalizado la desilusión de millones de españoles hacia una nueva forma de hacer política. Una formación que, con tan sólo cuatro meses, ha llegado a mucha gente y la gente se ha visto reflejada en sus ideas.

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Pueden mirar para otro lado. Pueden seguir haciéndolo si quieren. Pueden seguir vanagloriándose en unos resultados nefastos y seguir por este camino de mentiras, corrupción y despotismo decimonónico mientras otros están en la calle, escuchando a los ciudadanos y ayudando a los demás. Que lo hagan si quieren. Pero, poco a poco, los españoles estamos despertando. Y gente como la de Podemos está consiguiendo que muchos abran los ojos y se den cuenta de la calaña política que nos gobierna. Bajando el sueldo a eurodiputados (de 8.000 euros a 2.000 euros) o prohibiendo a sus eurodiputados viajar en clase Business, Podemos da ejemplo de lo que España quiere, que no es más que políticos con sueldos normales, con los mismos privilegios e igualdad ante la ley. Políticos que no nos miren por encima del hombro y que -en cambio- trabajen con nosotros, codo con codo, para levantar una futura España.  

     

Para los más vagos | Elecciones europeas a la vista

Pablo Orleans -06/05/2014- Se acercan elecciones (europeas) y los más interesados por la política estaréis pensando a quién votar en los próximos comicios del 25 de mayo. Habrá otros, por el contrario, que desde hace meses saben cuál va a ser el logotipo que va a ondear en su papeleta en dirección a la urna. A esos, que ya saben a quién votarán, no va dirigido este post. No va dirigido a esas personas que sin saber qué defienden unos y otros, eligen siempre el mismo papel. Por tradición, por herencia familiar, o por la gracia de Dios. Los tiempos cambian, los partidos también. También las personas cambiamos y nuestras preferencias cambian conforme maduramos o verdeamos, como también lo hacen las propuestas que los que nos quieren gobernar nos hacen para convencernos. 

Y por eso este post. Una entrada para vagos (que tengan diez minutos de su valioso tiempo). Pero para vagos interesados en política, lo que se podría decir, futuros políticos. Fuera de bromas, a todos aquellos indecisos que no sepáis muy bien a quién deberíais votar en las próximas elecciones europeas, os traigo una solución que os aproximará vuestra ideología a la de un partido en concreto. Así, sin necesidad de leer innumerables líneas de demagogia a diestro y siniestro, y sin gastar demasiado tiempo en agua de borrajas con tintes políticos, podréis comprobar de un vistazo de qué pie cojeáis. Más fácil imposible.

Pinchar en la imagen para entrar en EUvox y realizar la encuesta

Os presento EUvox, un portal en el que con unas pocas preguntas y una comparación con los partidos más conocidos, podremos saber quién nos es más afín. A fin de cuentas, EUvox son los tíos que se han leído todos los programas electorales por nosotros y ahora nos hacen preguntas para ver cuál nos sienta mejor. Quizá nos llevamos una sorpresa o confirmamos nuestras sospechas. Quizá somos más puretas de lo que pensábamos o más revolucionarios de como nos comportamos. Quizá nos damos cuenta de estar más hasta las pelotas de lo que cabía esperar o estar más de acuerdo con el Gobierno de lo que nos creíamos. O puede que siendo que siempre nos ha gustado el azul, el rojo sea nuestro color ideal. No lo sé. O quizá, amigo lector, seas uno de esos ciudadanos con las ideas muy claras y la papeleta elegida hace mucho tiempo y al final resultas ser la oveja negra de la familia. De esa familia que vota por tradición (o por la gracia de Dios).