Pablo Orleans -07/02/2012- En toda familia hay una oveja negra. En todos los colectivos hay alguien que de un pie cojea. Nadie se salva de este mal endémico que asola a grupos a priori cohesionados y que siempre se acaban disgregando por alguien que pone la nota discordante. Grupos de tradicional tradición, de conservadora opinión, de férrea reputación, de intenso fervor. El Pepé lo está sufriendo. En sus propias e invulnerables pieles reaccionarias curtidas a base de años de continuidad ideológica, el partido de las aves está sufriendo el dolor de la desobediencia. Un hijo que vulnera la palabra que dicta el padre. Un miembro que infringe las reglas pactadas.
Imagen | La Librería |
Gallardón, Gallardón, que te nos desvías Gallardón. Sigue el camino del bien, la senda tradicional de la familia numerosa, del cielo azul. No te dejes eclipsar por los llamativos arcoiris que se cruzan en tu vuelo libre por el mundo feliz de las gaviotas. No pienses por ti mismo. No ahora que has llegado a un ministerio. Ya nos avisaron que eras muy 'progre', Gallardón. Nos has fallado. La derecha no puede dudar, no puede tener voces incompatibles. Revisaremos tu situación, querido ex alcalde de Madrid.
Una votación en contra, una enmienda en su totalidad y un recurso de inconstitucionalidad son los antecedentes del Pepé ante la ley del matrimonio homosexual. Y ahora llega Alberto Ruiz, la gaviota descarriada, y dice: "Personalmente no aprecio causa de inconstitucionalidad, pero lo mío es un pronóstico". Jódete. Tantos años de instrucción, de pensamiento global, arcaico y conservador para que el hijo de Madrid salga con éstas. Aún así, varias voces autorizadas del partido tradicionalista han lanzado un salvavidas a la pepera ideología, aludiendo a la 'salida de tono' una opinión personal ajena a la del partido.
Gallardón, que siempre ha sido el más liberal de los miembros poderosos del Pepé, se sube al carro del matrimonio homosexual y en Génova, supongo, le darán un toque de advertencia. Vaya pena que muchos de sus colegas no piensen igual que Alberto Ruiz y dejen que aquellos que se quieran casar, sean del sexo que sean, lo hagan. Dejémosles vivir a su manera mientras no vaya en perjuicio de los demás. Y el matrimonio homosexual no perjudica a nadie. Jodidos carcas.
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