Pablo Orleans -01/02/2012- España, cada día más inmersa en lo absurdo, cada día más acomplejada de sus propios errores, reafirma que sigue siendo un país de pandereta, un país en el que el esperpento es rutina y la necedad habitual. Una vez más, el escándalo está rozando lo irracional y lo que debería apoyarse se ataca. Un disparate tras otro en un país en el que todavía hay defensores del silencio y el analfabetismo, contrarios al conocimiento general. De los errores se aprende y los españoles deben saber, en primer lugar, las miles de injusticias que se cometieron en un régimen totalitario y en su antecesora guerra inútil, preludio de 40 años de atraso social, político y económico. Sólo conociendo nuestra historia sabremos la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, error en el que ya se cayó hace casi ocho décadas y que, guste o no, hay que volver a recuperar. Hay que permitir que aquellos que tras largo tiempo todavía no saben dónde están sus antepasados, puedan darles un descanso justo. Miles de personas que, en fosas comunes, esperan a que un juez atrevido se enfrente a ese pasado que nunca se ha ido y les devuelva a sus pueblos, junto a sus familiares.
Imagen | Europapress.es |
El caso Garzón demuestra que España es un país patético. Mientras tres jóvenes ponen en jaque a la justicia de este país, asesinando presuntamente a una joven de la que todavía hoy buscan sin éxito su cuerpo, a este juez se le acusa por hacer justicia. Tenga o no competencia para investigar los crímenes del franquismo, tenga o no competencias para iniciar exhumaciones en fosas comunes, todos deberían apoyarlo. En primer lugar, porque aquellos que están en contra de investigar los crímenes del franquismo quizá tienen algo que esconder, delatándose como custodios de un régimen cruel y despiadado que hoy y siempre debería ser recordado como tal. No nos confundamos. Sabemos que los nietos del franquismo todavía ocupan cargos importantes, ya sea a la luz o en la oscuridad. Personas que, probablemente en su interior, sentirán vergüenza de lo que se hizo antaño. Pero personas que, a toda costa, quieren ocultar en el olvido la iniquidad que se llevó a cabo en nuestro país, apilando en sus conciencias las maldades pasadas.
Pero piensen un poco queridos nietos. Piensen en sus abuelos enterrados en ese cementerio, junto a sus familiares. Y ahora imagínense a sus abuelos, tíos, padres o bisabuelos desaparecidos, olvidados en una cuneta cualquiera, sin descanso, sin paz. Piénsenlo aquellos que critican a Garzón, reflexionen sobre el asunto y, por un instante, sólo por un momento, pónganse en la piel de los hijos, sobrinos, nietos o bisnietos que desconocen dónde están sus antepasados. Razonemos con la cabeza y no nos dejemos llevar por el odio y la rabia. Vamos a darle a todos un descanso merecido, fueran del bando que fueran en aquel maldito momento. Para ello, hay que permitir que aquellos que lo intentan, no vean obstáculos en su camino. Que este país deje la extravagancia jurídica y espectáculos grotescos como éste. Dejen trabajar a Garzón.
que razón tienes...sobre todo me gusto lo de "Vamos a darle a todos un descanso merecido, fueran del bando que fueran en aquel maldito momento". Un articulo corto pero directo y con mucho sentido común. ;D
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