Pablo Orleans -20/12/2010- Cuando hayan leído el título a esta entrada, muchos de ustedes, fieles(?) lectores de este blog, habrán pensado en muchas cosas, entre las que supongo estará una señora(?) archiconocida a la que se tilda, en innumerables ocasiones, de periodista de prensa rosa. Una persona que ha llevado al éxito a una cadena de televisión al completo y que, al parecer (pues nunca nadie ve telebasura en este país), debe tener unos cuantos seguidores. Pero no, esta entrada no va a hablar de Belén Esteban. Más que nada porque ni la denominada 'prensa rosa' me parece periodismo ni mucho menos la señora del braguetazo al torero una periodista. Tampoco voy a mencionar a personajes que, sin haber terminado la carrera de Periodismo, hacen una labor incontestable al frente de programas e informativos de renombre o sin relevancia. Para mí, esas personas, aunque no son periodistas oficialmente, han obtenido un alto porcentaje de créditos periodísticos que les convierte en periodistas extra oficiales, por lo menos a mi modo de ver. Por último, y para zanjar las dudas, tampoco me refiero en este post a aquellos que, tras una larga trayectoria en medios de comunicación y que han demostrado de sobras su buen hacer periodístico, su ácida crítica y, en general, su sello personal se han convertido en periodistas por méritos propios, siendo informadores desde hace más tiempo de lo que el Periodismo se lleva enseñando como una educación 'limpia'.
Así pues, y llegados a este punto, supongo que más de uno se preguntará que quién coño queda para convertirse en un intruso de esta profesión. Pues todos aquellos que, sin llevar apenas unos años en el mundo periodístico, que nunca han tocado un libro, unos apuntes ni se han enfrentado ante un examen, que no se han dejado tiempo y dinero en estudiar, personas que, además, no se lo han ganado ni lo hacen bien, están viviendo de una profesión que ni les corresponde ni se la merecen. Personas que, por puro enchufe o simple simpatía; por cuerpazo, carita bonita o grandes y voluptuosos pechos, se han hecho con un hueco en este mundo de mierda, de apariencias e imagen antes que calidad, y dejan a muchos profesionales como la copa de un pino en las colas del Inem buscando trabajo de lo que surja. Ésta es la verdadera y jodida situación del periodismo. Gran cantidad de Medios de Comunicación dirigidos por ineptos, por personas a las que sólo les importa la audiencia, el número de lectores o de oyentes. Dueños de periódicos, radios y canales de televisión que de calidad periodística saben lo que yo diga. Me indigna que personas que, sin saber sobre Historia del Periodismo, de España o del mundo, de Teoría de la Comunicación o de la Información, Comunicación escrita, Teoría y Técnica de la Radio, Documentación Informativa, Géneros Periodísticos, Lengua Española, Literatura o Comunicación Audivusual entre otros, estén en puestos a los que licenciados en Periodismo no pueden llegar.
Y no es porque el licenciado no esté preparado, que lo está, sino porque hay personas que, sólo con la experiencia creen saber más que los recién licenciados. Y no estoy, para nada, de acuerdo. Vale que la experiencia es un grado, sí, pero si a unos estudios bien asentados le sumamos un poco de experiencia, sólo unas gotitas, unos meses donde en otros casos son lustros, entonces se verá la diferencia entre un licenciado con poca experiencia y un semiexperimentado sin licenciatura.
Contra el intrusismo:
Es complicado definir quiénes sí y quiénes no entran dentro del intrusismo según Pablo, es decir, yo. Ni yo mismo lo sé con certeza. Aún así, me gustaría que todos aquellos que tienen un puesto de trabajo periodístico, con o sin experiencia, volviesen a los pupitres, a manejar apuntes, a soportar pesadas clases variopintas y se convirtiesen en periodistas oficiales. Y es que, uno de los problemas de este asunto es lo fácil que parece comunicar, por cierto, un aspecto muy distinto a hablar o escribir simplemente. Para comunicar, es necesario hablar o escribir, está claro. Y estas dos cosas, hoy en día, sabe hacerlas todo el mundo (o casi todo). Mucha gente se piensa que, como sabe escribir -aunque sea con alguna falta de ortografía- y tiene mucha labia al hablar, puede estar, perfectamente, en un periódico cualquiera o en una televisión 'x'. Pero esta gente no se para a pensar que el periodismo no es sólo hablar o escribir, sino comunicar, informar a las personas de lo que pasa, con una coherencia y un orden específicos, con textos claros y concisos. No me sirve cualquier persona para informar del mismo modo que tampoco cualquiera sirve para ser cirujano, camarero, arquitecto, ingeniero o taxista. Cada oficio tiene sus características y, en esta profesión, al parecer, no existen barreras selectivas de entrada. Quizás el periodismo actual, bastante tocado, gozaría de mejor salud si se cuidase mucho más a sus profesionales. Mejoraría la profesión y lo haría también su información.
De todo hay en la viña del Señor:
Contra el intrusismo:
Es complicado definir quiénes sí y quiénes no entran dentro del intrusismo según Pablo, es decir, yo. Ni yo mismo lo sé con certeza. Aún así, me gustaría que todos aquellos que tienen un puesto de trabajo periodístico, con o sin experiencia, volviesen a los pupitres, a manejar apuntes, a soportar pesadas clases variopintas y se convirtiesen en periodistas oficiales. Y es que, uno de los problemas de este asunto es lo fácil que parece comunicar, por cierto, un aspecto muy distinto a hablar o escribir simplemente. Para comunicar, es necesario hablar o escribir, está claro. Y estas dos cosas, hoy en día, sabe hacerlas todo el mundo (o casi todo). Mucha gente se piensa que, como sabe escribir -aunque sea con alguna falta de ortografía- y tiene mucha labia al hablar, puede estar, perfectamente, en un periódico cualquiera o en una televisión 'x'. Pero esta gente no se para a pensar que el periodismo no es sólo hablar o escribir, sino comunicar, informar a las personas de lo que pasa, con una coherencia y un orden específicos, con textos claros y concisos. No me sirve cualquier persona para informar del mismo modo que tampoco cualquiera sirve para ser cirujano, camarero, arquitecto, ingeniero o taxista. Cada oficio tiene sus características y, en esta profesión, al parecer, no existen barreras selectivas de entrada. Quizás el periodismo actual, bastante tocado, gozaría de mejor salud si se cuidase mucho más a sus profesionales. Mejoraría la profesión y lo haría también su información.
De todo hay en la viña del Señor:
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