Pablo Orleans -14/12/2010- Parece que aquí en España todo es blanco o negro, sin matices; sí o no, sin peros ni oportunidades; Pepsi o Coca-cola; Kas o Fanta; 7 Up o Sprite; sin opción para otros; PP o PSOE, sin dar paso a las izquierdas o las derechas. Todo igual. La vida se hace aburrida en países así, donde la liga política futura está más que resuelta el día posterior a unas elecciones presentes. El ganador de hoy será, seguro, finalista en el mañana y el finalista de hoy será ganador futuro. Así es la política española, un continuo cambio de mano de Gobierno entre dos fuerzas a las que sólo les importa el poder, sólo les importa la bancada azul.
Pero aunque parezca imposible, detrás de toda esa maraña electoral manipuladora de nombre Ley y de apellido D'Hondt, que no permite a los pequeños ocupar varios escaños, existen no uno ni dos, sino innumerables grupos políticos que están ahí para hacer fuerza, para mostrar una cara diferente a la misma mierda que siempre escuchamos de los grupos de las aves o de las flores, los azules o los rojos, los del bigote o los de las cejas. Creo que el pueblo, soberano siempre, inteligente a veces, debe saber de qué van los dos grandes del politiqueo español. Para mí, la política sigue siendo la misma mentira de siempre y lo seguirá siendo siempre que exista, pero si le damos voz con nuestro voto a partidos minoritarios nacionales (que no nacionalistas, que sólo ayudan a una zona en particular y se casan con todos indistintamente sin importarles a quién pisotean con tal de conseguir sus propios objetivos, los carroñeros de turno), podremos estar seguros de que, aún habiendo el mismo mangoneo demostrado en muchos de nuestros ayuntamientos a lo largo de la 'demoGracia', tendrán menos fuerza y estará todo mucho más controlado.
Creo que de ahora en adelante debemos despertar y darnos cuenta que lo que nos cuentan unos y otros no es más que paja que se queda en agua de borrajas. Promesas de oro y moro, prometer hasta meter (y una vez metido, olvidar lo prometido). Eso es lo que están haciendo con la población, sea el centro izquierda o sea su primo hermano, el centro derecha. Y, de veras, me da igual que tú, querido lector de La verdadera ignorancia, votes al partido más progresista de la ultralegalización o al más conservador de la represión (sin pasarte mucho en ningún caso...no se te vaya ahora la olla...). De veras me da igual sea uno o sea otro, pero abre los ojos (y mira con el corazón). No dejes que los que tienen más del 85% del poder en este país te cubran de promesas y paraísos que nunca verás. No te dejes engañar y vota conforme a tu ideología, no a la de la mayoría. Ni el voto útil ni el del miedo deben hacerte cambiar el día en el que vayas a un colegio y te metas en un probador con papeletas. Verás las del PP; verás las del PSOE; pero junto a ellas tendrás otras muchas que no deben pasar desapercibidas. Lee programas electorales varios y no veas sólo las noticias, pues en muchas de ellas, sólo salen ellos. Interésate en el tema, porque cuando ese 85% se convierta en un 100% y no haya otras fuerzas políticas nacionales controlando sus acciones, cuando el país esté dividido en dos por dos colores diferentes, cuando eso ocurra, que como siga así ocurrirá, no habrá marcha atrás y serás tú el que lo pague. Estaremos ante una Dictadura permitida por nosotros mismos en la que dos se comen el poder y se turnarán para obtenerlo. Y lo habremos hecho nosotros, desinteresados, pasotas y, sobre todo, manipulados por la ley del más fuerte sin oposición.
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