Pablo Orleans -30/06/2015- Pocas cosas hay tan antiguas. Pocas palabras tan prostituídas. Pocos términos han perdido tanto su sentido. Y es que ya son 26 los siglos que la democracia cumple desde que en la antigua Grecia, en la Atenas cuna de los inicios de una utópica igualdad, se comenzase a pensar en el 'poder para el pueblo'. Y desde aquel entonces, poco a poco, la democracia empezó a tomar forma para ampliar derechos a personas de todo tipo, raza, cultura o religión. Y pareció llegar la igualdad. Quizá alguna vez la hubo, pero las nuevas mentalidades occidentales se han encargado de destruirla. Y la están destruyendo también en Grecia, donde en nombre de esa democracia, están queriendo forzar una dictadura. La de la troika.
Grecia no puede pagar. Quieren pagar, por supuesto que quieren pagar, pero con las condiciones actuales, les es imposible. Las condiciones -las mismas que se le impusieron desde Europa y que ha seguido durante años- son de imposible cumplimiento para el país heleno y cada vez le están poniendo en una situación más crítica. Condiciones que pone la troika y que defienden a los grandes capitales por encima del pueblo griego. Condiciones que continúan con la masacre de la población helénica, que sigue sin levantar cabeza. Y acudiendo al siglo V a.C., Alexis Tsipras, busca devolver a tan olvidado término todo su significado. Mediante un referéndum, el presidente griego busca devolver la democracia, en todo su esplendor, a la actualidad. Ha decidido que sea el pueblo griego el que elija su propio destino. Y ahora, que el pueblo tiene la oportunidad de decidir, a la democracia le llueven hostias de todos los colores. Desde 'expertos' en Europa hasta listillos en España.
Aparece en escena el peor presidente de la historia de la 'democracia' española. Aparece Aznar afirmando, el muy caradura que "la situación viene de la mano del populismo que practica la izquierda
radical, que llegado el momento de asumir responsabilidades, no es capaz
de asumirlas y se las quita de encima convocando un referéndum
insólito, convertido en arma de demagogia". Debe ser que estaba muy acostumbrado a los tiempos de la una, grande y libre, el muy sinvergüenza. Para este individuo, el hecho de acudir al pueblo para una decisión clave en su futuro, es una incapacidad de asumir responsabilidades. Está claro que es mejor decidir entrar en una guerra injusta sin escuchar a la población para después estar en el punto de mira de los terroristas. Eso es responsabilidad. Eso es saber asumir responsabilidades, ¿verdad? Hay que joderse.
Grecia puede dar un golpe encima de la mesa de negociación. Puede decidir tomar un camino propio sin depender de las decisiones caprichosas de los mercados más inhumanos. Puede decidir que se juegue el partido, pero con unas nuevas reglas del juego, este juego de poder que los gobiernos al servicio del dinero quieren amañar en contra de la población. Grecia puede hacer historia, en lugar de doblar la otra rodilla y pasar a ser historia. Y puede hacer algo más importante que nada tiene que ver con contagiar a los mercados, sino de contagiar al resto de ciudadanos europeos y por fin, darles una buena y merecida patada en el culo a los mandamases de estas mentiras mal llamadas democracias. Yo estoy con Grecia. Yo estoy con la democracia.