Pablo Orleans -16/06/2015- Vivir en un puto país de pandereta siempre se nos ha dado
de puta madre. Perdonen el lenguaje, pero es que me toca ya bastante las
malditas bolas gemelas que los mismos de siempre, amparados por los medios y
los grandes poderes, hagan, deshagan, creen y destruyan a su antojo, delante de
nuestras caras de idiotas, mientras se ríen sin ningún pudor. Estoy
(creo que estamos) hasta los mismísimos cataplines -por intentar ser
suave aunque no se lo merezcan- de esta mierda de país que no reacciona. Y sí, este post va dedicado al país de hipócritas en el
que vivimos actualmente.
Imagen | Política Local |
Admito que el señor Zapata, autor del famoso y desacertado
tuit "¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero" que escribió en 2011 dentro de un debate sobre los límites del humor, tiene que dejar el cargo como ha hecho.
No podemos permitirnos ningún patán más en nuestras administraciones,
aunque lo hayan sido en el pasado. Cierto es que cuando lo escribió ni
siquiera era un personaje público. Si fuese así nadie estaría en
política. O muy pocos. A ver quién es el guapo que ahora, con las hemerotecas ardiendo, tira la primera piedra. Aún con
todo, este señor ha pedido perdón, ha dimitido y ha dado un ejemplo que casi no se
conoce en España.
EL PROBLEMA NO ES EL TUIT DE ZAPATA
Quizá un tuit presuntamente antisemita de humor negro pueda ser un
problemón en la política actual. Un montón de ladrones sinvergüenzas no.
Que vayan en contra del representante de Ahora Madrid aquellos que defendían la libertad de expresión de
Charlie Hebdo hace unos meses, es cuanto menos curioso. Hipocresía se llama. Y ojo, no estoy de acuerdo con el contenido del tuit de la polémica, pero me parece igual o más importante que
dimitan los ladrones de la "caja B" del PP (o lo que es lo mismo, todos los altos cargos de los populares) o que se juzgue de una vez a
los presidentes que lo permitían (Aznar, Rajoy). Esos que dicen que no lo sabían. Los
mismos que si no lo sabían deberían ir a la cárcel por ineptos. La
política sale demasiado barata. Doble rasero, diferente vara de medir.
Porque este país es una comedia. Una comedia barata y
vergonzosa. Un país esperpéntico donde unos desacertados tuits del pasado -de mal gusto pero que no dejan de ser humor negro (siempre de mal gusto)-
crean más indignación que tramas de corrupción al más puro estilo
mafioso. Más indignación que la compra de votos caciquista de décadas
atrás, que la destrucción de material sensible en administraciones y un
sinfín de barbaridades cometidas por la putrefacta política tradicional.
Este país de mierda en el que sólo se pone el grito en el cielo por
hechos puntuales, se calla como un miserable ante el desvalijo exagerado de las arcas durante años. No soy el abogado de nadie, pero debemos ser consecuentes. Si pedimos esta cabeza, pidamos todas.
Pero la artillería mediática de los que añoran tiempos
peores, tiempos antidemocráticos, no van a poder con el pueblo. Ni
usando los medios más grandes, ni comprando periodistas o votos, ni
alargando los procesos judiciales o presionando y condenando a jueces. No van a poder.
Porque aunque en este país de lameculos en el que todavía hay mucho
ciego se dilapiden a unos y otros se vayan de rositas, considero que hay cada vez más ciudadanos que se han sabido quitar
la venda. Todavía queda esperanza. Y eso, a pesar de todo, es un paso hacia dimisiones futuras.
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