Pablo Orleans -05/11/2012- Mañana, el Tribunal Constitucional votará para saber si el recurso que puso el PP contra la reforma del Código Civil que permitía el enlace entre dos personas del mismo sexo y su definición como "matrimonio", sale o no adelante. Probablemente, y según apunta el diario El País, el TC aceptará la acepción "matrimonio" para las uniones homosexuales y todo seguirá como hasta ahora. Un revés para el Gobierno y un acierto de los miembros del TC que mantendrán uno de los avances sociales más notorios de la anterior etapa socialista al mando de este barco llamado España.
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Y es que, no debe ser de otro modo. A mi, personalmente, me da igual si al enlace "homoconyugal" le permiten llamarlo matrimonio o no. Pero el simple hecho de que no se permitiese llamarlo así, se pondría la primera piedra para dar un paso atrás y amenazar con que este país vuelva a la trasnochada ideología popular. Cada uno que se case con quien le plazca, que las mujeres que desean mujeres se casen, que los hombres hagan lo propio con los hombres y que los heterosexuales sigamos haciendo lo mismo de siempre y busquemos en el sexo opuesto nuestra media naranja. ¿Acaso no tienen los homosexuales los mismos derechos que nosotros? ¿Acaso no quieren de la misma forma? ¿No sienten? Pues que esos seres humanos con sentimientos (aún debe haber gente por nuestra España profunda que lo duda) hagan lo que les plazca. No hay más.
Y que se ponga la Iglesia Católica como quiera. Que despotrique y que diga que esto no es natural. ¿Y lo vuestro, señores casados con Dios? ¿Es eso natural? Probablemente sois los menos adecuados para dar consejos al respecto. No sabéis nada de las relaciones de pareja, no sabéis nada de crear una familia, no tenéis ni idea. Algunos argumentan la falta de la figura paterna, en el caso de ellas, o la materna, en el de ellos. Estoy seguro que en la gran mayoría de estas familias con padres homosexuales se sabe criar a un hijo de la misma forma que en una familia tradicional catolico-apostólica. O incluso mejor, pues tendrán libertad para elegir si quieren o no formar parte de esa gran secta.
Y por último, para aquellos y aquellas heterosexuales que, simplemente, no os agrade que homosexuales se casen, una puntualización. Aceptad de una vez por todas los matrimonios de gays, lesbianas, etc., etc., etc., porque también saldréis ganando. Cuantos más matrimonios homosexuales haya, más heterosexuales libres quedarán. Y tranquilos que no nos agotaremos. Dejemos vivir en paz. Amén.
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