Pablo Orleans -21/11/2012- Parece que España envejece. A pasos agigantados, avocados a un futuro sin pensiones pero con millones de ancianos, quizá pasemos a la historia por ser una de las últimas generaciones de recién nacidos de nuestro país. Si en años de bonanza económica, los inmigrantes anclaban sus barcazas a millares en nuestro soleado país, los jóvenes se asentaban en nuestras ciudades y procreaban (con calma) dentro de nuestras fronteras, a día de hoy, amigos, las cosas han cambiado.
Muchos de nuestros vecinos de África, Europa del este o Sudamérica han decidido volver a sus patrias. Más bien se han visto obligados. Los protagonistas de la estabilidad natal perdían esos trabajos que ningún español quiso entonces y se tienen que ir. Y ahora, con miles de personas lejos de España, volvemos a caer en otro problema, sí, en otro más: La (falta de) natalidad.
En los próximos 40 años nacerán en España 14,6 millones de niños, un 24% menos que en las últimas cuatro décadas. Imagen | Laverdaderaignorancia |
Pero por si fuera poco, ni los españoles nos quedamos en España. Miles de jóvenes sobradamente preparados (y otros tantos que no) viajan lejos de aquí para ganarse la vida. Es decir, que ni los que deberían ponerse manos a la obra para que España se llene de bebés, van a estar para que eso ocurra. Según algunos informes, este país nuestro perderá un 2,5% de su población antes de diez años, disminuyendo en casi cinco millones su población en los próximos 50 años. Se dice pronto. Además, en unos pocos años (2018) habrá más muertes que nacimientos y pronto superará la emigración a la inmigración. Unas joyitas de datos.
España se enfrenta a un futuro decrépito, longevo, trasnochado. Un futuro sin futuro. Probablemente, en unos años, España deje de ser un país como tal para ser el geriátrico de Europa. Mallorca a lo grande. Benidorm a lo europeo. Ancianos procedentes de todos los países del mundo poblarán nuestro país para pasar los últimos días de su vida, disfrutar de las agradables temperaturas de nuestro clima y morir felices entre millones de ancianos. Puede que nosotros mismos volvamos algún día para morir en nuestro pueblo natal del Prepirineo convertido en Resort de cinco estrellas.
Lo que queda claro es que en España, cada vez va a costar más ver a una embarazada. Una especie en peligro de extinción que, poco a poco, irá dejando de pasear por las calles de nuestros pueblos y ciudades. Una especie con la que habrá que hacerse fotos de recuerdo para no olvidarnos de que existen. Una especie que, por lo menos, no les quitará el asiento del bus, metro o tranvía a los millones de ancianitos que poblarán las urbes del futuro país sin futuro. Porque España necesita bastón, en todos los sentidos.
es una patada en toda la boca el haber estudiado y ahora con 30 años en 2013 contemplar cómo el país que yo conocí con siete años se ha convertido en un apéndice postfranquista de eeuu lleno de fosters hollywoods y politicos corruptos. Cada dia que pasa aparece un nuevo Burger King o un nuevo Smooy, los politicos estan facilitando la entrada de las multinacionales de eeuu y cercenando el emprendimiento juvenil ya que la educacion va a peor y los prestamos se los pides a tus padres que el banco ya tiene bastante con robar y echar a patadas de sus casas a los españoles. O salimos del capitalismo o esto tiene mal arreglo.
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