Pablo Orleans -18/12/2012- Probablemente hayan sido los 12 años más felices de mi vida. Ahora, que ya has cerrado los ojos para siempre, te has ido sin dar mal, dormida en esa fría mesa de la clínica. Poco a poco se te han ido cerrando los párpados y se ha ido el brillo de los ojos más bonitos. El corazón, forzado en los últimos días, ha dejado de latir. Ese corazón que me has regalado estos años, ese corazón que ha llenado una buena parte del mio.
Ya no volverás a pedir comida, salir a mear o subir en mi cama para llenarme de besos, como tu entendías los lengüetazos. Ya no rascarás en la puerta de mi habitación ni moverás el bebedero por falta de agua. Ya no repetiremos los paseos por Ayerbe, ni volveremos a tu piscina particular de la Fontaneta. Atrás queda esa alegría con la que llenabas la casa, la vitalidad con que nos recibías en nuestra llegada o los ladridos en la partida. Ya nada de eso volverá.
Pero nunca te olvidaré. Hemos crecido juntos y siempre serás mi perreta. La morena de casa, mi guapa conciliana, la chitaneta. Nunca olvidaremos estos años junto a ti. Siempre te llevaré en mi corazón Bakira. Porque has sido parte de nuestra familia. Porque has sido mi hermana. Siempre te querré pequeña.
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