Pablo Orleans -31/05/2015- Usar el deporte para hacer política es algo que nos es familiar. Nos puede gustar más o menos, pero es algo que defiende la libertad de expresión de los ciudadanos. Defiende el derecho de las personas a mostrar sus inquietudes y a expresarlas como mejor prefiera. Ayer tocó silbar el himno de España. Aprovechando la final de la Copa del Rey, las aficiones de Athletic de Bilbao y FC Barcelona, reducieron a un conjunto de notas sin sentido la Marcha Real que nuestro país tiene como himno. Fue el esperado inicio a una final con dos contendientes que representan a dos sociedades que en ocasiones han buscado estar un poco alejados de la marca España.
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Mi opinión del himno de España tiene voces encontradas. Por un lado es un himno con el que he crecido y con el que he visto multitud de actos a lo largo de mi vida, sobre todo deportivos. Pero, por otro lado y a pesar de que sea un himno completamente constitucional -al igual que la bandera-, es un elemento que todavía tiene un componente pasado difícil de aceptar. Y es que, aunque La Marcha Real haya sido el himno oficial desde el siglo XVIII a excepción de los periodos del Trienio Liberal (1820-23), la Primera República (1873-74) y la Segunda República (1931-39), el hecho de que un Dictador como Franco lo restableciese como himno oficial en un régimen totalitario e injusto que llevó a la ruina a un país ya de por sí pobre hace que lo repudie más que amarlo.
Pero no lo pitaría. Y no lo pitaría porque así se decidió hace casi cuarenta años. Dicen que en consenso. Un consenso en el que los españoles permitieron demasiado y los déspotas no pagaron por nada. Pero se aceptó un himno y una bandera que se impuso años antes bajo un estado de miedo y represión hacia gran parte de la población española. Y la transición pasó. Y parece que llegó a España la cordura de una democracia que está comenzando a brotar después de vergonzosas taras que piden un cambio.Y quizá sea la hora de cuestionarse algunas cosas.
En un Estado en el que muchos se autoproclaman demócratas, lo mejor para la democracia sería revisar innumerables asuntos que necesitan ser revisados. Entre ellos, el cambio del himno, de la bandera, de la forma de gobierno, de la constitución, etc. En un país en el que todos se coronan como grandes defensores de la democracia, lo mejor sería aplicarla y dejar que seamos los españoles los que decidamos si queremos o no algunos cambios en nuestro país. Para evitar situaciones embarazosas como la de ayer, lo tenemos fácil. Que sean los españoles los que decidan si quieren tener una Copa española de fútbol en la que el trofeo la dé un Rey autoproclamado, símbolo de épocas feudales arcaicas, bajo un himno heredado, símbolo también de una historia de España de la que no nos deberíamos sentir nada orgullosos. Pero si el actual gobierno, con la actual jefatura de Estado, son herederos del franquismo, no creo que tengan la más mínima intención de cambiarlo. Y tú, ¿cambiarías el himno de España?
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