Pablo Orleans -25/05/2015- Pagar con la misma moneda. Devolver, con nocturnidad y alevosía en noches dominicales, años y años de maltrato indiscriminado. Devolver, con un golpe sobre la urna, el intento continuado de continuar mintiendo. Y mangando. En ocasiones, los astros se alinean con milimétrica exactitud y suceden acontecimientos extraordinarios que aturden hasta al boxeador más experimentado. En algunas noches de mayo, el cambio aparece en la calle y todo en la calle parece que cambia. Y se entregan mensajes en forma de votos. Papeletas blancas que informan de una transformación inexperta, todavía verde, que pronto madurará al morado. Poco a poco, los españoles se están comenzando a vestir el uniforme de ciudadanos responsables para ejecutar una orden de desahucio.
Es ahora en Génova 13 donde están temblando ante la nueva misiva. Es ahora, en la sede popular, donde se embarga un edificio acusado de corrupción. Es ahora cuando los españoles están despertando y reclamando el poder que se merecen. Es ahora cuando las grandes fortalezas políticas están cayendo como un castillo de naipes ante un soplido renovador. Es Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Por Cádiz sí se puede, Marea Atlántica en Coruña, Compromís en Valencia, Compostela Aberta o Zaragoza en Común las que han dado un paso al frente para representar a los nuevos ejecutores de desahucios políticos: los ciudadanos.
A partir de este 24 de mayo de 2015, los españoles están llamados a las urnas para ejercer su derecho de venganza política. Ahora, aquellos que han estado acongojados por órdenes judiciales y cordones policiales, tienen la oportunidad -en las urnas- de trasladar el miedo a aquellos que permiten el dolor y el sufrimiento de unos ciudadanos en favor de entidades bancarias que acumulan en sus propiedades miles de casas vacías. Ahora, la orden de desahucio está en el buzón de Génova 13. Sólo queda que en noviembre, cuando lleven un tiempo sufriendo, en otra noche electoral, en otro domingo de esperanza, los españoles ejecuten el verdadero desahucio por el bien común. El desahucio del poder del Partido Popular. El adiós definitivo de una formación carcomida y putrefacta por sus cuatro costados. Tocará ponerse manos a la obra.
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