"Los jóvenes de hoy ya no son exactamente aquellos de hace 25 años que respondieron a las primeras convocatorias de Juan Pablo II"
Antonio María Rouco Varela, Presidente Conferencia Episcopal Española
Estancada en el pasado. Así ha afrontado la Iglesia Católica 'las elecciones' para la elección (valga la redundancia) de su nuevo líder. Como apuntaban las previsiones, Antonio María Rouco Varela, su cabecilla, volverá a presidir la Iglesia Católica española demostrando, una vez más, el profundo nivel retrógrado que envuelve a una institución arcaica e irrenovable. Una religión basada en tiempos pasados encaminada a una desaparición lenta, dolorosa y autodestructiva.
Como dijo el Presidente de la CEE ayer, "los jóvenes de hoy ya no son exactamente aquellos de hace 25 años que respondieron a las primeras convocatorias de Juan Pablo II". ¡Menos mal! Al parecer, la gente se ha dado cuenta de la mentira religiosa, del estancamiento lógico de aquello que se basa en hechos de hace más de 2000 años y ha decidido pasar de la Iglesia Católica y vivir el presente pensando en el futuro. Al parecer, ni los jóvenes de hoy son los mismos que hace 25 años, ni esos adultos que hace 25 años se movilizaban continúan con esa fidelidad al catolicismo, ¿por qué será? La Iglesia mantiene, eso sí, la misma franja de edad que hace 25 años. Los ancianos siguen acudiendo a Misa, como hace un cuarto de siglo.
La Iglesia se está dando cuenta del numeroso descenso de fieles en sus lugares de culto, del envejecimiento y escasez de sus seguidores y de sus predicadores sin ofrecer renovación a cambio, pero su estancamiento es tal que la Iglesia Católica no puede maniobrar para intentar curar su enfermedad como no lo puede hacer un anciano en sus últimos días de vida. La Iglesia, dirigida hacia un futuro desolador (ya era hora), ha elegido hoy a su Presidente. Rouco Varela, que tenía todas las papeletas para salir reelegido por cuarta vez, estará hasta 2014 (aunque deberá renunciar al cargo el próximo agosto, cuando cumpla 75 años). Por su parte, la Iglesia tiene todas las papeletas de ir cayendo en un pozo sin retorno en España, donde el presente importa más que el pasado
Imagen | El País
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