Pablo Orleans -10/03/2011- Pongámonos en situación. Congreso de Periodismo Digital, Huesca. Tarde de la víspera del día que cambió España hace siete años. El mundo del periodismo vuelve, como cada año desde hace una docena, a la capital altoaragonesa para comentar los pormenores y pormayores de una profesión en proceso de cambio, en un momento nuevo que hay que asimilar de una manera fugaz, sin apenas capacidad de reacción. Una época de tuiteos, de redes sociales, de celeridad en las informaciones. Periodismo Digital, se denomina. Periodismo que basa, en su más romántica descripción, las nuevas tecnologías como el elemento clave para el desarrollo. El futuro de la información. Puede ser: Será.
Admiro la sala. Mientras unos y otros, contertulios/ponentes varios y reconocidos, de una gran calidad expresiva, oral y profesional, exponen sus ideas, el público que ocupa el Palacio de Congresos oscense observa con atención las primeras frases del susodicho/a. La atención, poco a poco, comienza a perder fuerza cuando los tweets, imperativo legal en un Congreso de estas características, copan las pantallas de los asistentes. Las frases cortas de 140 caracteres empiezan a marcar el ritmo de unas conferencias ajenas (o no) a las opiniones de los oyentes que se preocupan, en mayor medida, de los que hay en su portátil que de lo que pueden ver unos metros más adelante. Una oportunidad única de escuchar y aprender de los expertos en Periodismo tirada a la basura por participar de una charla paralela que, aunque muy interesante, se puede llevar 24 horas después desde tu casa y sin nada más importante entre manos.
Pero no. Este es un Congreso de Periodismo Digital. Y en un Congreso de Periodismo Digital hay que utilizar las nuevas tecnologías. No basta con hablar de ellas, de su importancia y de su utilidad, sino que hay que 'interrumpir' u obviar las conferencias por estar al día del tuiteo. No me vale. Del mismo modo que no querría generalizar, pues hay mucha gente que atiende, escucha y aprende. Lejos de participar en twitter, hay gente que está al tanto de lo que pasa en la sala y de las interesantes opiniones de los expertos al tiempo que pueden comentar lo dicho por los ponentes. Pero hay que aprender a escuchar, a conocer las opiniones de los que saben, de los que nos pueden mostrar el camino del buen periodismo. Creo que ésa es la clave. Aprendamos (todos) a escuchar y aprender de los sabios, de los periodistas experimentados. Pues ellos, y sólo ellos, son los que pueden guiarnos en el futuro de nuestra profesión, no twitter.
Imagen | Yonoestuvealli (Foto realizada por David Sediles)
El ejemplo más patético de lo que cuentas ha sido la conferencia de los políticos. Vale que no tenía ningún interés, pero de ahí a trollearla del modo que se ha hecho mezclando churras con merinas y con iniciativas de dudoso calado como No les votes va un trecho.
ResponderEliminarHe confirmado, hoy también, que nos merecemos los políticos que tenemos.